Son innumerables las opciones que puedes elegir a la hora de cambiar tu bañera por un plato de ducha. Una de ellas es instalar una columna de hidromasaje; no sólo ahorrarás agua y espacio en tu baño, sino que además podrás disponer de un masajista de lujo para relajarte sin salir de casa.
Más que un artículo de lujo, la ducha de hidromasaje es un auténtico terapeuta que te ofrece tres tipos de masaje:
- Para reactivar la circulación, masaje linfático: alternando chorros de agua a una velocidad regulable. Siempre se inicia el ciclo desde los chorros inferiores (en las piernas) a los superiores (torso) para favorecer la circulación sanguínea hacia el corazón. Tú mismo puedes seleccionar el número de chorros en parejas de dos y, por tanto, las zonas del cuerpo en las que desea recibir el hidromasaje. La mejor opción .
- Para aliviar tensiones, dolores, contracturas musculares o cansancio, masaje constante: se trata de recibir en la zona del cuerpo seleccionada una cantidad constante de agua de intensidad regulable.
- Para reactivar determinadas zonas del cuerpo, masaje pulsante: el masaje consiste en la proyección de agua con una serie de rapidísimos pulsos que activan y vigorizan la zona seleccionada.