Son muchos los argumentos a favor del cambio de bañera por plato de ducha: por ecología y ahorro de agua, por economía y ahorro de energía, por comodidad, por seguridad, por estética… Pero no debemos olvidar que detrás de esta tendencia en el mundo del baño hay una auténtica necesidad social, la de hacer accesible la ducha para todos.
La accesibilidad supone eliminar completamente las barreras arquitectónicas del cuarto de baño, y especialmente de la superficie de la ducha. Más de 5 cm de altura es un escalón con el que pueden tropezar las personas mayores o con movilidad reducida. En el caso de personas discapacitadas que necesitan utilizar una silla de ruedas para desplazarse, esta altura mínima de 5 cm debe ser suprimida completamente.
A la hora de hacer el baño más accesible, es conveniente acudir a verdaderos profesionales que garanticen un trabajo adecuado. Un plato de ducha a ras del suelo precisa de una impermeabilización previa y de la construcción de una canaleta especial con gran poder de desagüe. Cuando se trata de seguridad en el baño, confíe sólo en los expertos.