Desde hace unos años la cultura japonesa ha ido tomando espacio en nuestras vidas, sorprende que algo tan antagónico a España haya calado. Nosotros somos de excesos, ruidos y pasiones, ellos de serenidad, minimalismo y discreción. Si embargo, ahí estamos encantados comiendo algas y practicando el Feng sui.
Uno de los espacios en los que se puede aplicar la estética nipona es en el baño. La premisa es crear espacios sin elementos superfluos. La primera diferencia entre nuestros baños y los suyos es que en Japón los cuartos de baño de dividen en dos partes, una zona “seca” y otra de “baño”. El área de baño tiene un lugar con un espacio pequeño para sentarse y lavarse con jabón, para luego entrar en una bañera caliente y relajarse.
Las bañeras japonesas también difieren de las nuestras en que son de poca profundidad, la idea es que no salpique el agua el resto del baño. Para ellos el baño no es sólo cuestión de aseo, sino que implica relajarse y hasta compartir en familia.