Instalados en el verano, apurando los últimos días de agosto, nos gusta ver esos espacios únicos donde la gente disfruta de sus vacaciones.
Las bañeras con patas tienen algo de anacrónico que les da un halo de encanto, especialmente en estancias amplias. Y si encima tienen un nombre tan evocador como “Furo” se convierten en un objeto único.
Las bañeras tienes unas cuantas pegas, el gasto de agua, el espacio que ocupan y algunos aspectos que las convierten en poco prácticas y cómodas.
Llegados a estas alturas del año, uno siente una necesidad imperiosa de descanso, vacaciones y relax, nos llaman la atención todas aquellas cosas que invocan al “dolce far niente” que dicen los italianos, descansar
Hay muchos días, de hecho la mayoría de ellos, en que solo piensas en llegar a casa para (¡por fin!) tumbarte. Proyectarte acomodado en el sillón o una cama tras una jornada agotadora, es casi una rutina diaria.