¡Atrapada en mi ducha!

Es por la mañana, entro en mi cuarto de baño diminuto. Cierro la puerta para poder entrar en la bañera. Enoorme bañera, ocupando un espacio precioso en mi -¿lo he dicho ya?- cuarto de baño enano.

¡Mi nueva ducha, la envidia de los chicos!

Aquí estamos toda la pandilla; parece mentira que nos conozcamos desde niños. La mayoría estamos bastante decentes, pero claro, no somos chavales. Yo ya venía notando que cada vez estoy más torpe.

Las duchas son para el verano…

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Recuerdo que me encantaba esa película, «Las bicicletas son para el verano«, porque conseguía trasladarme al ambiente de los veranos de mi infancia.