El 25% del agua embotellada es en su origen agua corriente.
Los consumidores creen que es más pura, pero también contiene sustancias químicas artificiales, bacterias y arsénico.
El agua embotellada no merece el halo nutricional que se le da, aseguran un estudio estadounidense.
El agua embotellada no es necesariamente más sana ni más segura que el agua del grifo, según un estudio hecho en Florida a partir de la intervención de la nutricionista Cynthia Sass en la undécima convención anual de Salud y Forma Física del American College of Sports Medicine de Dallas.
El motivo de esta afirmación es que aproximadamente el 25% del agua embotellada es, en su origen, agua corriente, según Sass.
«El agua embotellada no merece el halo nutricinal que la mayoría de gente le da, creyendo que es pura», afirma, ya que «si no eres un bebedor exclusivo de agua embotellada, puedes descubrir que merece la pena filtrar tu agua corriente y así ahorrar dinero».
En una encuesta reciente elaborada en Estados Unidos, la mayoría de consumidores afirmaron que bebían agua embotellada porque creían que es más pura que el agua del grifo.
El sabor y la adecuación para una alimentación saludable eran otros factores de peso.
Sin embargo, tras unas pruebas realizadas en 1.000 botellas de 103 marcas diferentes de agua embotellada se encontraron sustancias químicas artificiales, bacterias y arsénico en 22% de las botellas.
El agua del grifo no escapa a la contaminación y en las 19 ciudades estadounidenses en las que se estudió su composición, descubrieron arsénico y pesticidas, entre otros, según afirmó Sass en la conferencia.
En 2004, Coca Cola reconoció que vendía agua del grifo como si fuese agua mineral en el Reino Unido.
Estaba envasada en una botella azul, costaba casi un euro y medio y llevaba el calificativo de «agua pura».
Ese agua, sin embotellar, cuesta 0,004 euros el medio litro Dasani (nombre del producto) pasaba, según la compañía, tres filtros y un «sofisticado proceso de ósmosis inversa», pero lo cierto es que ese agua, sin embotellar, cuesta 0,004 euros el medio litro.
En la campaña publicitaria anunciaban que se depuraba mediante un proceso ideado por la Nasa para sus naves.
Sin embargo, según la prensa británica procedía del río Támesis a través de las cañerías municipales de la localidad de Sidcup, al sur de Londres, donde Coca Cola tenía su planta de producción.
Mitos falsos sobre la alimentación
En la misma convención ya habían augurado que muchos mitos alimenticios eran falsos, como que los hidratos de carbono engordan o que los huevos suben el colesterol.
A propósito del agua, Wendy Repovich reconoció que no es necesario beber dos litros al día.