Un lavabo, un inodoro, una bañera, un armario y poco más. Éste era el escaso mundo en el que se movían los baños hace 40 años. Cuando se recibían las visitas de amigos y conocidos a un piso nuevo y el dueño anunciaba el comienzo del particular paseo con la frase «voy a enseñaros la casa», este rincón de la vivienda mostraba sus limitados atributos desde el umbral.Las competencias que cumplía el cuarto de baño quedaban constreñidas a la higiene diaria y nadie apostaba por convertir el aseo en un entorno digno de ser admirado. Gracias a la evolución del diseño, a la continua búsqueda de materiales y a la imperiosa necesidad de relax que reclama a gritos la sociedad actual, el baño dice adiós a las estipulaciones tradicionales y nos invita a cruzar la línea de azulejos.