2487358792_bd49dc04ac1.jpg

Por placer o higiene la ducha se ha convertido en un espacio reservado a la intimidad para muchos. La ducha nos permite abstraernos y desconectar de nuestra rutina.

El 60% declara que se ducha para relajarse, el 56,3% después del trabajo y un 50,1% cuando está, en general, cansado. Una de las cosas que más nos molesta es quemarnos con el agua caliente justo cuando estamos disfrutando de un relajante baño o que miembros de le la familia entren cuando nos estamos duchando. Normalmente preferimos ducharnos solos, en nuestra casa y con la puerta del baño cerrada.

En general nos duchamos no solo por higiene sino porque nos ayuda a relajarnos y a luchar contra el mal humor.

Otro dato significativo, relacionado con la búsqueda de placer bajo la ducha, son las actividades de índole erótico que se desarrollan en ella. De este modo el 34,5% declara que desarrolla actividad sexual en la ducha, siendo este porcentaje mayor en el caso de hombres que en el de mujeres.

También encontramos diversas preferencias, hay quienes prefieren tomar una ducha antes de hacer el amor pero la mayoría prefieren hacerlo antes.

La búsqueda de una mayor sensación de bienestar y de relax condiciona cada vez en mayor medida el equipamiento de los baños de los hogares españoles. Los usuarios demandan sistemas de ducha más sofisticados, griferías termostáticas, dispositivos con varios tipos de chorro, duchas laterales, en general todo converge en la búsqueda de soluciones para garantizar mayor placer bajo la ducha sin renunciar al compromiso por el cuidado con el entorno y le medio ambiente.

En general aprovechamos el tiempo para ducharnos además de para el puro placer para hacer actividades algo más prácticas como la de depilarnos las piernas, afeitarnos o en su minoría para lavarnos los dientes o incluso para tomar alguna decisión sobre el trabajo o la familia.