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El profesor J. A. Allan desarrolló en 1993 un método ampliamente extendido en la actualidad para calcular la cantidad de agua necesaria para la producción de los alimentos.

El consumo de agua de una persona no viene determinado sólo por la cantidad de líquido que bebe o emplea en la ducha. Detrás de cada taza de café que toma o de cada hamburguesa que come hay nada menos que 140 y 2.400 litros de agua, respectivamente.

Es lo que el catedrático de la Universidad de Londres, John Anthony Allan, denomina «agua virtual», es decir, la cantidad que se necesita para obtener un alimento o un producto de consumo, teniendo en cuenta aspectos como la producción, el empaquetado o el transporte.

Este método de cálculo desarrollado en 1993 y sus múltiples aplicaciones prácticas que han llegado hasta la actualidad le han valido a su creador el Premio Estocolmo del Agua, otorgado por el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo (SIWI, en sus siglas en inglés).

Redefinir políticas del agua

Según ha dado a conocer hoy el instituto, el trabajo del profesor Allan ha provocado un gran impacto en las políticas de investigación y comercio internacional y ha redefinido las políticas y la gestión del agua.

Las materias primas que requieren el empleo de un gran volumen de agua, continúa el instituto, se pueden importar de lugares con gran índice de recuperación del agua hacia economías con una producción menos eficiente.

Porque, al igual que el acceso al agua potable no es el mismo en todas las regiones del planeta, el consumo de agua virtual tampoco lo es. En Estados Unidos, por ejemplo, una persona gasta al día una media de 7.000 litros de agua virtual, tres veces más de lo que necesita un ciudadano chino.

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Y la cantidad de agua que Allan estima necesaria para producir una taza de café es equivalente a la que una persona en Inglaterra consume de media durante todo el día, tanto para beber como para realizar todo tipo de tareas domésticas.

Uso sostenible de los recursos

Según la ONU, en el año 2020, más de 250 millones de personas van a sufrir una importante escasez de agua. Por ello el instituto sueco ha querido reconocer el valor de la investigación de Allan.

«La aplicación del concepto de agua virtual potencia el uso del comercio para aliviar la escasez de agua en algunas regiones y emplear de forma más eficaz los recursos hídricos», apunta el instituto en el comunicado.

El investigador trabaja en el King’s College de Londres y en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos, pionera en conceptos clave para la comprensión y divulgación de las cuestiones referentes a la problemática del agua y su conexión con la agricultura, el cambio climático, la economía y la política.

El Premio Estocolmo del Agua, otorgado cada año por la Fundación del Agua de Estocolmo, está valorado en 150.000 dólares (unos 95.400 euros). El premio se presentará en Estocolmo durante la Semana Mundial del Agua, que se celebrará en agosto en la capital sueca.