Has leído bien: azúcar en el baño. No se trata de la nueva locura de un diseñador, ni de las últimas tendencias en decoración. La exfoliación con azúcar bajo la ducha es, simplemente, un truquito para mantener la piel a tono en cualquier época del año.
En realidad no necesitas accesorios de baño especiales, solamente azúcar blanca y una esponja, para convertir tu próxima ducha en una sesión de belleza casera. Moja la esponja en gel y después, bien húmeda, en el azúcar. El agua no debe estar demasiado caliente. Primero porque vamos a dar un masaje circulatorio, y después porque el azúcar se disolvería y perdería su poder exfoliante.
Después sólo tienes que frotar tu piel de los tobillos a las caderas, en el abdomen con movimientos circulares y en los brazos en sentido ascendente. Si notas que se acaba el azúcar, vuelve a impregnar la esponja. Los gránulos de azúcar acabarán con todas las células muertas de tu piel, dejándola increíblemente suave. Y el masaje con agua templada y fría pondrá tus músculos a tono. Vamos, ¡para comerte!