Aquí estamos toda la pandilla; parece mentira que nos conozcamos desde niños. La mayoría estamos bastante decentes, pero claro, no somos chavales. Yo ya venía notando que cada vez estoy más torpe. Veo menos que Pepe Leches, y si a eso le sumamos los ataques de ciática que me dan desde que me caí bajando los escalones…
Hace un mes que cambié mi bañera por un plato de ducha. Lo hicieron en el mismo día, y ¡qué maravilla! Me han puesto un plato de ducha especial para no resbalarse, antideslizante. Y al mismo nivel del suelo, para que no me tropiece con estos pies que ya no saben bien dónde pisan.
Los chicos vinieron a ver mi ducha nueva, y ahora todos se la quieren poner. Yo estoy encantado, no están estas edades como para caerse y resbalar. ¡Vamos, que mi baño es la sensación del barrio!