En los tiempos que vivimos, el cuarto de baño ha logrado adquirir el protagonismo que se merece y que, incomprensiblemente se le había negado hasta ahora. Bajo este nuevo rol, este espacio se convierte en el escenario ideal donde se integran la redescubierta tradición de la regeneración corporal, propia de la antigüedad, con las prestaciones funcionales necesarias para la higiene, propias de la modernidad, unificando así estos dos modos de entender la limpieza del cuerpo que se han sucedido a lo largo de la historia.
Esta nueva mirada ha propiciado la creación de toda una cultura de baño, que ha conseguido liberarlo de su aburrida e impersonal presencia y convertirlo en un nuevo medio de expresión del estilo de vida de sus usuarios. Se acabaron aquellos tiempos en lo que era un mero habitáculo funcional, que se escondía de las miradas ajenas. Ahora sus puertas se abren de par en par, se le dedica un mayor espacio y presupuesto, se busca la entrada de luz y ventilación naturales y se muestran con orgullo sus interioridades.
Los nombres más relevantes del diseño internacional, como Philippe Starck, Norman Foster, Matteo Thun, Antonio Citterio, Antrée Pitman, Stefano Giovannoni, Michael Graves, Antonio Miró, Marcel Wanders o Claudio Silvestrin, entre muchos otros, trabajan codo con codo con los nuevos talentos y con los fabricantes mas creativos del sector para reinventar el concepto del baño, aportando sucesivas innovaciones técnicas y estéticas que suponen una importante evolución del entorno doméstico y cuya principal finalidad, como la de todos los buenos diseños, es la de mejorar la calidad de vida de la sociedad.
Porque, vamos a ver, ¿Quién ha dicho que los sanitarios tengan que ser blancos y estandarizados, que el mobiliario haya de limitarse a un armario con dos puertas y que los complementos deban relegarse a un segundo plano? Todos estos moldes se han ido rompiendo desde finales de los años 80, cuando algunas empresas pioneras empezaron a ver en este cuarto de apariencia monocromática un excelente campo de experimentación, que presentaba numerosos desafíos tecnológicos y estéticos. Desde entonces, su aspecto ha cambiado radicalmente: los avances tecnológicos y los nuevos materiales han permitido que los aparatos sanitarios, especialmente el lavabo, adopten cualquier forma y color imaginables, convirtiéndose en verdaderos ejercicios de ergonomía y estética con un valor decorativo autónomo; en cuanto al mobiliario, la libertad es la norma , de composiciones modulares a piezas de carácter casi escultórico, del cristal a la madera, desde conjuntos armonizados hasta el más absoluto contraste, del minimalismo a las reminiscencias del estilo rústico…; los complementos, por su parte, facilitan la terea del aseo diario, añadiendo además un toque de locura o completando armónicamente el conjunto, según los gustos de cada cual. Es decir, que el baño recibe el tratamiento de un renacido salón dedicado al bienestar, una altar consagrado al placer de los sentidos.
Teniendo en cuenta las nuevas tendencias impulsadas por la actual pasión por el cuarto de baño, ¿cómo se perfila el baño del futuro? Quizás el mayor cambio es el que se prevé para los aparatos sanitarios. Su evolución va íntimamente ligada con la propia evolución de la sociedad, ya que el cambio de la estructura familiar clásica (matrimonio con dos o tres hijos) ha generado nuevos modos de vida y , consecuentemente, nuevos modos de uso de la vivienda. Esto significa que los sanitarios deben lograr la mima flexibilidad que actualmente tienen los muebles, para poder adaptarse con facilidad a los diferentes estilos de vida de sus posibles usuarios. De este modo, y mediante nuevos sistemas de alimentación y desagüe que permitan este “quita y pon”, el baño pasará de ser un espacio fijo a ser un concepto móvil integrado a la vivienda.
El objetivo es lograr una libertad máxima tanto de elección como de disposición, para que cada persona pueda expresar exactamente qué es lo que entiende por baño y pueda obtener exactamente lo que espera de su particular espacio de purificación.