Hoy, en el Día Mundial del Agua, es cuando nos damos cuenta del consumo excesivo que hacemos de un bien que en muchas zonas del planeta escasea y que la sequía y desertización de amplias zonas del planeta pone en riesgo el acceso a un bien vital para nuestra subsistencia.
En la Tierra hay 7.000 millones de personas y se espera que la cifra aumente hasta las 9.000 en apenas 30 años. Esto siginica que este volumen de población necesita beber agua, entre 2 a 4 litros al día, y alimentarse. No somos del todo conscientes del impacto de la agricultura y ganadería en el consumo de agua, por ejemplo, para producir un litro de carne vacuno se necesitan 15.000 litros de agua, los mismos que se necesitan para producir un kilo de trigo.
El constante crecimiento constante de problación, pone un estrés especial sobre los recursos hídricos, siendo, como siempre, los más afectados, los más desfavorecidos. No se puede ignorar el hecho de que hay 2.600 millones de personas sin saneamiento adecuado y tampoco los 800 millones que no tienen acceso a agua limpia.
Parece de alguna manera, que en nuestra cultura no apreciamos el líquido todo lo que debería. El acceso a este bien es un derecho reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas hace un par de años por eso no podemos seguir ignorando una realidad que nos desagrada. Ayer hablamos de cómo podemos ahorrar en nuestro día a día, ahora tenemos que ser conscientes de otras realidades mucho menos afortunadas.