La historia de esta frase ya convertida en una moda que ha llegado a todos los rincones del planeta, viene de la Segunda Guerra Mundial, cuando se diseñó ese cartel para tranquilizar a la población durante una posible invasión alemana. Al final, afortunadamente para los británicos, no fue necesario su uso. Bastantes años más tarde, en el 2000 un librero encontró uno de los carteles originales que puso en su tienda. Según parece, algunos clientes querían comprar el cartel, así que ante la demanda, imprimió unos cuantos y de una manera totalmente inocente, crearon un boom del merchandising.
Keep calm se ha adaptado a todo tipo de situaciones, muchas de ellas cómicas, en el baño hay unas cuantas razones para «mantenerse en calma»