Instalados en el verano, disfrutando de las playas, piscinas, lagos, queremos repasar un tema muy importante, la seguridad de los niños en el agua. Todos los que son padres a estas alturas pertenecen a la generación del flotador y de la burbuja, con los años vimos cómo proliferaban los manguitos y nos pareció una solución estupenda para dar cierta tranquilidad con los más pequeños a remojo. Pues bien, los expertos aseguran que los flotadores y manguitos no son más mejores opciones para los niños, es más, cuestionan su seguridad.
La explicación detrás de esta afirmación es que los padres tienden a relajarse cuando los niños llevan manguitos, al estar teóricamente seguros, además, estos dispositivos pueden pincharse fácilmente y, si no hemos escogido la talla correcta, salirse del brazo del pequeño. Los flotadores por otra parte, pueden provocar que el niño vuelque y le resulte imposible dar la vuelta. La opción más segura, además de no perder a los niños de vista ni un minuto, son los llamados «churros», se trata de un cilindro de poliestireno que permiten movilidad, obligan al niño a estar atento y fomentan el equilibrio y la autonomía de los más pequeños en el agua.