El mar se aquieta y después se agita en temibles convulsiones. Por fin, asoman las fauces gigantes y ensangrentadas de una serpiente sin fin. Es Leviatán, el monstruo marino creado durante el 5º día del Génesis, según algunas interpretaciones de las Antiguas Escrituras.
Leviatán aparece en varias ocasiones en el Antiguo Testamento, y también en el Talmud judío. Se le identifica con Rahab, una fuerza maligna que habitaba la Tierra en los tiempos del caos. Otros nombres para Leviatán son «Taninim» -como aparece en el Génesis- o «Tiamat», que simplemente hace referencia a los monstruos marinos que atemorizaban al pueblo de Israel.
También se dice que Dios creó un Leviatán masculino y otro femenino, y que al femenino lo sacrificó y se lo dió a comer a los «justos» para evitar la procreación de la bestia acuática. Su nombre viene de la palabra hebrea «Livyatan», traducida como «criatura acuática de gran tamaño». En hebreo moderno, en cambio, significa simplemente «ballena». Si el Leviatán levantara la cabeza…