Hay gente que sueña con tener un chalecito en la playa. Otros con un descapotable o con casarse en Las Vegas. Yo soy mucho más simple: me encanta ducharme en compañía y siempre he deseado tener una ducha bien grande en la que pudiésemos entrar mi pareja y yo sin estrecheces.
En la bañera no era lo mismo: esas paredes tan altas molestaban, y además era muy poco romántico, con esa porcelana tan fría al tacto… Ahora mi marido y yo hemos recuperado la pasión. Nos pusimos en contacto con una empresa muy seria a través de internet. Vinieron a tomar medidas (¡con la bañera tan grande que teníamos imagina el espacio disponible para la ducha!) y después nos dieron cita para venir otro día a hacer la reforma.
En un día dejaron la ducha preparada. Ha quedado divina, es muy espaciosa, ¡si hasta nuestro baño parece más grande! Además, ahora gastamos menos en agua. Deberías probarlo…