Hoy volvemos con una de esas ideas de «cómo no se me ha ocurrido a mi». Ideas simples que resuelven problemas concretos, en este caso la pastilla de jabón para el baño. Es un producto que ha venido a menos en los últimos años, con la entrada fulgurante de los geles, el problema de estos es que son más caros y menos ecológicos. El problema de la pastilla es que es resbaladiza, complicada de transportar y cuando ya está medio consumida es como intentar pescar un pez con las manos.
Nathalie Stämpfli se le ocurrió una solución para este problema, y es adaptar un rallador de queso a los jabones, ¿no es genial? Tan fácil, tan original. Se presenta en dos formatos, o bien se presiona o re gira para obtener virutas de jabón con las que lavarnos las manos o jabonarnos el cuerpo.