Para el profano que accede al paddock lo más impresionante son los ‘hospitalitys’, esos castillos que al no poder crecer a lo largo y ancho, buscan el camino del cielo.
Lo que comenzaron siendo simples motorhomes, para convertirse en camiones trailer con una carpa adosada, continuaron siendo dos trailers unidos por una estructura de plataforma que sustituyó a la carpa, y han acabado convirtiéndose en edificios de tres plantas, formas sofisticadas y en algún caso con ‘firma’ de arquitectos de renombre.
«La F-1 es deporte sólo sobre la pista. El resto es negocio. No hay lugar donde se den cita tantos managers y directores de márketing representando a tantas multinacionales. Y hay que tener un lugar tranquilo donde se pueda celebrar una eventual reunión. Éste es terreno neutral y pueden relajarse, discutir sus asuntos o definir nuevas colaboraciones», dijo Ron Dennis a la revista belga F1.
Para los equipos, estos motorhomes de precios astronómicos son su imagen. El ‘Brand Centre’ (18 m. de anchura, 14 de profundida y 6,6 m. de altura) refleja la ‘hitech cool’ de McLaren, atribuída a Norman Foster, pero la ‘Energy Station’ es el espíritu de Red Bull, una inmensa construcción que une los espacios de Toro Rosso y Red Bull en recinto único, con una terraza donde se puede jugar al futbolín o celebrar la tradicional fiesta de los jueves noches, a la que no faltan las ‘Fórmulas Una’, selección de una docena de bellezas locales. BMW y Williams apuestan por un espacio más abierto. Renault todavía está en la era de los remolques adosados «porque el dinero hay que invertirlo en la pista», dice Briatore.
Algunos de estos castillos dicen que cuestan más de 100 millones de euros, necesitan de 8 a 10 trailers para trasladarse y 4 días de montaje por parte de un equipo de unas veinte personas. El de Ferrari necesita una grúa de 80 m. para su montaje; la estructura se compone de 35 toneladas de aluminio y 12 de acero y 50 kms. de cables.
Estos palecetes albergan una zona de ‘catering’ para dar de comer a 800 personas por día, y zonas de relaciones públicas, pero también despachos, salas privadas y los cuartos de los pilotos, en los que incluso puede haber ducha y sala de masaje. Ellos son el decorado para que la F-1 pueda mostrar su faceta de ‘glamour’