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Se estima que el agua utilizada en la ducha o el baño supone entre el 20 y 30 % del total consumido en el hogar; pero la cantidad final que consumamos habrá de depender de la forma en que la utilicemos.
Utilizar la ducha en lugar del baño supone un ahorro de alrededor de 200 litros de agua en cada ocasión y más aún, si se corta la ducha durante el enjabonado.
Si además se instalan difusores eficientes en las duchas se reduce la cantidad e agua consumida, proporcionándonos la misma sensación.
El empleo de grifos monomando o termostático permite cortar la ducha durante el enjabonado y volver a abrirla sin necesidad de ajustar de nuevo la temperatura del agua. Esto también facilita el ahorro.
Otra forma sencilla de ahorrar agua es evitar las pérdidas que se produce por fugas en la cisterna o por el goteo del grifo. Si el grifo gotea puede estar perdiendo alrededor de 30 litros de agua diarios. En la mayoría de los casos los goteos se pueden eliminar con reparaciones, algunas tan sencillas y baratas como la sustitución de la pequeña zapata que tiene el grifo por una nueva.
Pensemos que con el agua diaria que podemos ahorrar si evitamos que nuestro grifo gotee, se podría utilizar cinco veces la cisterna del inodoro; llenar una jarra de agua veinte veces o regar las plantas de casa en muchas ocasiones.