No todo va a ser entrenar y entrenar, el descanso es importante y justo podemos iniciarlo al acabar la práctica deportiva con un baño relajante. En su día hablamos de la ducha fría y caliente y sus beneficios, hoy nos ocupamos del baño como algo relajante, para quitarnos el estrés y disfrutar de ese momento, en casa tranquilitos.
Lo único que necesitamos para hacernos nuestro propio baño relajante es agua caliente y aceites de esencias. Los aceites de lavanda y romero son los más aconsejados por su mayor efecto relajante. El de pino, menta y eucalipto también son óptimos para la relajación.
Al tomar un baño, el agua caliente y el vapor hace que se abran los poros, se limpien y estén más receptivos ante las sustancias relajantes que le proporcionamos y sus propiedades. Elegir una música tranquila y adecuada también ayudará a relajarnos y si añadimos velas o luz tenue mejor que mejor.
Una vez que lo tenemos todo preparado nos metemos en el agua y los primeros 5 minutos no hacemos nada, sólo dejar la mente en blanco y disfrutar. Después, con un guante de crin podemos hacernos masajes en dirección al corazón, por eso de reactivar el retorno venoso.
No se aconseja estar más de 15 minutos dentro del agua, puede resecar la piel. Y acabamos con una ducha progresiva de agua fría, que acabará de reactivar la circulación sanguínea y cerrará los poros.
Y para el que todavía quiera más, 5 minutos tumbado en la cama y luego un masaje con crema hidratante. Para esos días que acabamos estresados del trabajo y no podemos más uno de estos baños nos alejará de todo. Eso sí, no conviene abusar de los baños, que se derrocha mucha agua y no es cuestión.