Agua caliente, muy caliente, y aceites esenciales. Para obtener la relajación completa, lavanda y romero, o menta y ecucalipto. Mientras se van abriendo los poros, se van limpiando, están más receptivos a que el aceite aromático y sus propiedades hagan efecto. Velas y música, al gusto del consumidor.
Y ya que estás ahí dentro, cinco minutos de verdad sin hacer nada (intentando casi ni pensar) y, después, aprovechar el remojo para reactivar la circulación.
Un guante de crin es una muy buena opción para masajear las piernas, los brazos, el cuello, los pies tras un tiempo no superior a quince minutos (podría resercarse la piel), agua fría para cerrar los poros y terminar por activar la circulación sanguínea.
Y para después, una buena crema hidratante corporal tras cinco minutos sobre la cama para terminar de descansar el cuerpo. ¡Y listos!