Varias encuestas desmontan el mito de que el español es la higiene personalizada. Más de un 45% no se ducha a diario.
¿Qué tienen en común Ángel Luis del Olmo, juez titular del juzgado de lo Social número 3 de Toledo, y Miriam Sánchez, ganadora de la última edición del concurso Supervivientes: perdidos en Honduras (Magnolia, Tele 5)? Pues bien, sólo les une una cosa: el hecho de que en un momento de sus vidas, y aunque por motivos bien diferentes, han sido noticia por su higiene, o más bien, por su falta de ella.
Por un lado, el magistrado ha sido noticia recientemente tras ser condenado por el Consejo General del Podel Judicial a una multa de 7.500 euros por «someter de manera habitual y continuada a los funcionarios a condiciones de trabajo vejatorias provocándoles situaciones de humillación, angustia, temor, nerviosismo, así como de repulsión, debido a su citada falta de higiene y aseo personal».
Por su parte, Miriam sabe lo que es pasar ı0 semanas sin ducharse y sin dedicar a su higiene los 50 minutos diarios que, según el Intituto Nacional de Estadística, consagramos cada jornada los españoles a los menesteres de asearnos y acicalarnos. Bueno, ni 50 ni muchos menos. Porque, durante 70 días, trató de ser «todo lo limpia que pudo» viviendo como un náufrago en unas condiciones que no ayudaban demasiado.
No son los únicos. Los problemas con la higiene afectan a muchas más personas de lo que cabría imaginar. Y si no que levante la mano quien no se haya sentido alguna vez incómodo por el tufillo que desprendía un compañero de trabajo. Seguro que hay pocos brazos en alto… Porque, más allá de los comentarios en voz queda y las risas perversas que la falta de aseo suelen generar, algunos datos revelan que somos más limpios de boquilla que en la realidad