No es raro ver a un sujeto que, teniendo que enfrentar la experiencia del primer baño, muestre verdadero terror, grite, forcejee y trate de escapar; se sofoque y sufra palpitaciones», dice una descripción de la época, citado por el investigador Lawrence Wright
Innovaciones de todo tipo fueron introducidas durante el siglo XIX.
Uno de los primeros modelos fue la «ducha Regency», de 1810. Consistía en una especie de palangana con un desagüe y un tanque en la parte superior, conectado a la palangana por tubos pintados para parecer de bambú.
El aparato, que operaba manualmente, era práctico pero no muy higiénico: no recibía agua fresca, sino que reciclaba el agua que caía una y otra vez.
De todas maneras, con su más de tres metros de altura, hasta la gente de sociedad lo veía con recelo.
El baño de banqueta de Virginia incorporaba un banco giratorio para comodidad del usuario.
Las cortinas de baño son de la misma época, y tanto hombres como mujeres acostumbraban usar unos gorros de forma puntiaguda para proteger el cabello del agua.
A mediados de siglo aparecieron las duchas con agua fría y caliente y los fabricantes experimentaron con formas y tamaños.
Ya en el siglo XX, se impuso el modelo de una sola regadera y las duchas se convirtieron en algo casi puramente funcional. Esto hasta que hace algunos años los fabricantes han intentado volver a hacer de ellas toda una experiencia del placer y confort.