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Sustituir el baño por la ducha ahorra entre cuatro y seis veces la cantidad de agua necesaria para llenar una bañera.
Cinco minutos de ducha son suficientes para una correcta higiene, y a la hora de enjabonarse, cerrar el grifo ahorrará agua.
Jabones, champús, acondicionadores y geles perjudican el medio ambiente y conviene utilizarlos con sentido de la medida.
Una buena idea en casos en los que escasee el agua puede ser llenar un recipiente con el agua que sale del grifo nada más abrirlo, cuando aún no tiene la temperatura deseada y utilizarla después para regar las plantas o alguna tarea de limpieza.
Cuanto más alta sea la temperatura, más energía habrá que consumir: mantenerla entre 30 y 35ºC debería ser suficiente para una ducha confortable.
Debemos evitar toda clase de fugas y goteos, incluso los más pequeños. Una gota por segundo se convierte en 30 litros de agua al día (más de 10.000 litros al año).
Además de los grifos monomando y los termostáticos, se ofrecen otros elementos tecnológicos que ayudan a ahorrar en la ducha: interruptores de caudal, perlizadores (filtros que mezclan aire y agua), rociadores de bajo consumo, sensores de movimiento o sistemas de reutilización de aguas grises (las que se pierden por el desagüe cuando nos lavamos).