Aunque parezca increíble, en la vida diaria se producen infinidad de percances que afectan a toda la familia: abuelos, padres e hijos de cualquier edad
Existen numerosos estudios que revelan cifras tremendas relacionadas con el número de accidentes que acontecen en nuestras casas. Por supuesto, también hay accidentes fuera del hogar que, aunque evitables, dependen asimismo de los demás (al cruzar un paso de peatones, miramos y pensamos que no hay peligro y, de pronto, surge inesperadamente un individuo que nos atropella).
Las secuelas de los accidentes en el hogar pueden ser mínimas (al cortarnos un dedo con un cuchillo, desinfectamos, ponemos una tirita y seguimos) o terribles (una mala caída en la ducha que nos incapacita porque nos golpeamos una zona de la cabeza con repercusión sobre la movilidad), lo que convierte en real el dicho mejor prevenir que lamentar.
Cada edad tiene sus peligros y cuidados distintos, pero hay normas generales de prevención ante los accidentes más frecuentes, como:
-Guardar el botiquín fuera del alcance de los niños (pues se ven atraídos por el color de los jarabes) y de personas incapaces de comprender lo que supone consumir los medicamentos sin control. Se han dado casos de ancianos que han mezclado la medicación o han sufrido sobredosis porque han olvidado que ya habían tomado la pastilla.
-Poner cierres de seguridad en los envases de medicamentos para evitar que, si los dejamos a su alcance, puedan ingerirlos sin que nos demos cuenta.
-Mantener cerrado con llave el armario de artículos de limpieza (lejía, jabones, etc.), pues pueden resultar atractivos y ser ingeridos, provocando una intoxicación que debe ser tratada.
-Alejar de ventanas abiertas, terrazas, etc. objetos a los que se puedan subir los niños (sillas, mesitas, juguetes, etc.) para evitar que se precipiten a la calle. Lo mismo ocurre con personas que padecen enfermedades mentales degenerativas que no calculan las consecuencias de sus actos.
-Utilizar protectores de enchufes para que los niños no metan los dedos y se electrocuten. Afortunadamente, hay numerosas marcas y modelos adecuados en el mercado.
-Instalar alarmas de humo y fuego en las casas, especialmente en las que viven ancianos solos, porque tienen mayor riesgo de olvidar que han puesto una olla al fuego que puede provocar un incendio.
-Revisar adecuadamente las instalacio-nes eléctricas, de gas, bombonas, etc. pues son un foco constante de accidentes graves.
-Impedir el uso de mecheros a menores. ¡Ya los hay superseguros en el mercado!
-Vigilar las fuentes de calor mientras se cocina. Horno, fogones, vitrocerámica, etc. son puntos de riesgo tanto por la temperatura que alcanzan como por lo que se deposita en ellos. El agua hirviendo, el café, el aceite, etc… provocan quemaduras graves a todas las edades.
-Utilizar radiadores cuya superficie útil no queme y tengan mecanismos que impidan su ignición.
-Mantener vigilados a los niños cuando se acerquen al agua: bañeras en la casa, piscinas en los jardines, etc. Cualquier cantidad de agua (aunque sea mínima) puede provocar su ahogamiento.
-Evitar caídas en el baño, utilizando alfombras antideslizantes, pintura específica que evita los resbalones, agarraderas para entrar y salir de la ducha o platos bajos para no tropezar.
-Subirse a alturas seguras. ¡Es mejor sacar la escalera que subirse a una banqueta inestable y caerse!
-Mantener una buena agudeza visual, sobre todo en las personas mayores que tienen más problemas para calcular las distancias, ven peor con poca luz, etc. Una revisión óptica evitará tropezar y lastimarse.
-Mirar las fechas de caducidad de los alimentos. Las hay orientativas, pero también existen alimentos que no pueden ser ingeridos una vez superada la fecha impresa, porque causan serias intoxicaciones (entre otros, los alimentos enlatados que pueden contener toxinas una vez superada dicha fecha).
-Viajar seguro. De los niños cada vez nos preocupamos más, buscando las sillas adaptadas a su edad y peso y siguiendo los consejos de los profesionales. También tenemos que concienciarnos de que los adultos han de llevar el cinturón de seguridad, el reposacabezas bien colocado, etc., lo que evitaría muertes e incapacidades en caso de accidente de tráfico.
Todos estos consejos, y muchos otros, son necesarios para evitar accidentes que inicialmente pueden ser poco importantes, pero que están provocando un sinfín de lesiones y problemas crónicos de difícil solución. ¡Apostemos por la prevención!