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El futbolista inglés David Beckham confiesa que le gusta escuchar algo de salsa antes de salir al terreno de juego, aunque bajo la ducha canta las canciones de las «Spice Girls», el grupo de su esposa, Victoria Adams.
«Antes de un partido escucho a (el cantante puertorriqueño) Marc Anthony o a veces hip hop. Pero también salsa, aunque no la bailo», asegura Beckham en la primera entrevista que concede a un periódico italiano desde su llegada a Milán y que publica hoy el diario «Corriere della Sera».
El deportista, que ahora vive solo en un hotel de la ciudad italiana, afirma que baila bien, pero que no lo hace muy a menudo y que la canción preferida del repertorio de su esposa es «Mama».
Beckham, que echa de menos a su familia en la capital lombarda, afirma que pasa en su hotel la mayor parte del tiempo que no está jugando o entrenando con el Milán, club en el que le gustaría seguir más allá del 8 de marzo, que en principio tiene firmado con el club italiano.
El futbolista señala que lleva una vida reservada. «Sé que la gente esperaba que yo frecuentara ambientes más mundanos, porque eso es lo que la gente piensa de mí. Fui al desfile de Armani, pero esa era la segunda vez en quince años», comenta.
Beckham asegura que la más popular de su matrimonio es su esposa y que en su casa no mandan ni Victoria ni él, sino sus tres hijos: Brooklyn, Romeo y Cruz.
«Creo que nunca creceré. Mis hijos me ayudan a mantenerme joven, aunque a los hijos tienes que demostrarlos que sabes crecer. Cuando deje de jugar, disfrutaré más de mi familia y me ocuparé de mis escuelas de fútbol: tengo una en Inglaterra, otra en Estados Unidos y otra en Brasil», dice.
En Milán Beckham recibe todos los días una hora de clase de italiano para poder entenderse mejor con sus compañeros de equipo, con quienes dice que tiene una buena relación, sobre todo con el italiano Paolo Maldini, a pesar de que les hable en inglés.
Para él todo es felicidad en Milán, donde ya ha marcado un gol en partido oficial y en el que debutó desde el primer minuto del primer encuentro en la Liga italiana. Nada mas acabar el partido llamó a Victoria.
«He visto aquel gol varias veces: tan sonriente… Me parecía tener 15 años menos. Me he asombrado de verme tan feliz, me ha sorprendido mi cara. Normalmente soy el primero en celebrarlo cuando marcan los otros», confiesa.