2632122324_98d61cd5df.jpgLas emergencias es lo que tienen. El sacerdote Paal Dale, del pueblo de Stord, muy cercano a Oslo, en Noruega, se vio en un aprieto mientras bautizaba a un bebé, tras congelarse los grifos de agua de la iglesia. Al no tener agua bendita, el cura tuvo que improvisar: bautizó al niño con Coca Cola al limón.»La bebida ya no tenía gas», ha explicado Dale al periódico local Vaart Land. «Por lo tanto, lo único extraño era el olor a limón que desprendía el agua bendita». Y, a pesar de que el incidente habría pasado totalmente inadvertido, el sacerdote prefirió contarle a la familia del niño que su bautizo no había sido totalmente normal.»Necesitaba informarles porque el niño olía a limón y no se lo iban a explicar», ha dicho el cura. «No dijeron nada, al parecer no se habían dado cuenta, pero creo que el aroma era lo suficientemente fuerte como para que lo notaran», ha concluido Dale en el periódico noruego.