Un reciente estudio sobre hábitos sociales concluía que el 92% de los españoles prefieren ducharse a tomar un baño. Por lo que no es extraño que cada vez sea más habitual instalar platos de ducha y no bañeras.Algunas ventajas que se obtienen instalando duchas es que ocupan menos espacio, resulta más fácil acceder a ellas (principalmente para personas con movilidad reducida) y ocurren menos accidentes domésticos en ellas.Y el ámbito medioambiental, si se realiza un buen uso de la ducha, es decir, si no pasamos bajo el agua más que el tiempo del necesario, se logra un gran ahorro de agua respecto a la bañera.