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Por placer o higiene, la ducha se ha convertido en un espacio reservado a la intimidad para muchos de los encuestados. La ducha nos permite abstraernos y desconectar de nuestra rutina, pero también realizar inconscientemente varias actividades. De hecho, los españoles la aprovechan para planificar la jornada (32,8%), pensar en el trabajo (15,4%), en la familia (5,4%) o en los problemas personales (4,7%).

Otra argumento que avala la consideración de la ducha como momento íntimo es la preferencia por ducharnos solos, a la que se declaran afines un 77,9% de los encuestados. Por otra parte, un 34,9% señala que le pone muy nervioso que los miembros de la familia entren en el baño mientras se ducha. Del mismo modo, el 36,22% de la muestra asegura que sólo se ducha en su casa, el 57,3% señala que siempre cierran la puerta del cuarto y un 33,6% afirma que no le gusta nada que le vean mientras está en la ducha.