Mi madre era una fanática de los baños públicos. De chiquita me llevaba al baño, me enseñaba a limpiar la tabla del inodoro con papel higiénico y luego ponía tiras de papel cuidadosamente en el perímetro de la taza.
Finalmente me instruía: «Nunca, nunca te sientes en un baño publico» Y luego me mostraba «la posición» que consiste en balancearte sobre el inodoro en una posición de sentarse sin que tu cuerpo haga contacto con la taza. Eso fue hace mucho tiempo. Pero aun hoy en nuestros años
más maduros, «la posición» es dolorosamente difícil de mantener cuando tu vejiga está que revienta.
Cuando «tienes que ir» a un baño publico, te encuentras con una cola de mujeres que te hace pensar que los calzones de Brad Pitt están a la venta y a mitad de precio. Así que esperas pacientemente y sonríes amablemente a las demás mujeres que también están discretamente
cruzando las piernas.
Finalmente te toca tu turno. Verificas cada cubículo por debajo para ver si no hay piernas. Todos están ocupados. Finalmente uno se abre y te lanzas casi tirando a la persona que va saliendo. Entras y te das cuenta que el picaporte no funciona (nunca funciona); no importa…
Cuelgas tu bolso del gancho que hay en la puerta, y si no hay gancho (nunca hay gancho), te lo cuelgas del cuello mientras miras como se balancea debajo tuyo, sin contar que te desnuca la correa que te colgaste al cuello,porque el bolso está lleno de mierdas que fuiste
tirando adentro – la mayoría de las cuales no usas, pero que las tienes por si acaso -.
Pero volviendo a la puerta… como no tenía picaporte, solo tienes la opción de sostenerla con una mano, mientras que con la otra de un tirón te bajas las bragas y tomas «la posición»… Alivio…… AAhhhhhh….. Mas alivio… Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar….