Pétalo bebiendo
No hay belleza sin agua. Entre otros motivos porque vemos con, por, y a través del líquido elemento. Incluso desde mucho antes de que los ojos, esas otras dos enormes gotas de agua, pudieran contemplarla, el agua esculpió el mundo y los seres vivos. El maternal regazo que alcanza a ser el pétalo de una orquídea de nuevo nos demuestra la armónica sintonía, la alianza, el cumplido propósito del agua. Que ha conseguido, no sólo poblar a este planeta de formas, movimiento y vida, sino también de lo que más consigue que todo ello merezca la pena: de emociones. La actual escasez que afecta a casi el 35% de los países del planeta afecta, por tanto, no sólo a la agricultura y la industria, sino a la misma condición humana.