Lorenzo es un bloguero de 31 años de Ciudad Real que se ha propuesto durante todo el mes de julio no derrochar ni una gota de agua para no sobrepasar los 75 litros por día (la mitad del consumo medio por persona).
Lorenzo Una garrafa, un cubo y un cazo son los mejores aliados de Lorenzo para la recogida de las ‘aguas grises’.
Decidido a hacer algo por el medio ambiente, Lorenzo se planteó controlar exhaustivamente el agua que consumía en su pequeño piso de 65 m2, con el objetivo de no superar los 75 litros de agua diarios. A través de su blog ‘Altermundista’ el protagonista relata cada semana los avances y problemas con los que se va topando día a día.
Durante los últimos días, internet se ha hecho eco del experimento de este ciudadrealeño que, lejos de buscar popularidad -nos ha pedido que respetemos su anonimato- sólo pretende compartir su experiencia personal para demostrar que «otro mundo es posible» si hacemos las cosas de otra manera.
Pero, ¿por qué el reto es alcanzar 75 litros y no otra cantidad? Este joven, que comparte su profesión de ingeniero técnico en informática de sistemas con su afición al ecologismo, nos explica que antes de comenzar el experimento se informó sobre la cantidad media de agua que consume cada persona al día en España. «Gastamos 150 litros por persona y día, aunque a veces se llega a los 250», le confirmó un técnico de la compañía Aquagest que le suministra el agua. «Por eso decidí reducir como mínimo el consumo a la mitad, es decir, a 75 litros por persona y día», detalla Lorenzo.
Este aficionado a Internet vive con su novia, de manera que el reto de no despilfarrar agua lo llevan a cabo los dos, eso sí, no siempre están de acuerdo en todo: «no somos igual de estrictos en nuestras conductas surgen roces, que con amor pronto desaparecen».
Cómo ahorrar agua en casa
Algunas de las medidas de ahorro que realizan Lorenzo y su pareja son:
El ritual de la ducha: Antes de abrir el agua caliente se coloca una garrafa debajo del grifo para recoger unos 2-3 litros hasta que la temperatura es la adecuada. Este agua limpia se guarda para después utilizarlos para las tareas de limpieza. Tras una ducha de tres minutos, con el tapón de la bañera puesto para no perder el agua, Lorenzo utiliza un cazo para recuperar todo el agua de la bañera (‘aguas grises’) que servirán para después llenar la cisterna (unos 7-10 litros).
La cisterna: Dos botellas de 1,5 litros se meten dentro de la cisterna dejando así la descarga en siete litros. La pareja intenta sincronizarse para ir al baño, uno detrás del otro, y utilizan las ‘aguas grises’ recogidas en la ducha.
En el cepillado de dientes sólo se necesita un vaso de agua.
Al no tener lavavajillas, en casa de Lorenzo se friega a mano (aunque él es consciente de que con este electrodoméstico se ahorra más agua, pretende realizar el reto sin ninguna inversión económica), pero eso sí, utilizando técnicas eficientes como tener todo lo más limpio posible antes de empezar a fregar o utilizar el agua limpia de la ducha.
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«Es gracioso porque nuestros padres y amigos están tomando conciencia del asunto, nos comentan que ahora se lavan los dientes con un vaso de agua sin abrir el grifo o que esperan a que su pareja pase al baño para tirar de la cadena», explica de forma anecdótica Lorenzo.
Aunque la cisterna y la ducha son dos de los ‘puntos negros’ donde más agua se derrocha, el autor del experimento opina que la lavadora se lleva también mucha agua y a veces de manera injustificada: «se echan a lavar las prendas que a veces no están sucias ni tienen malos olores. Es una costumbre, como dejar abierto el grifo, me quito una camiseta y va al cesto de la ropa».
Con todo, para este ciudadrealeño la técnica más sencilla que debería aplicar todo el mundo es: ¡cierra ese grifo!. «No somos conscientes de los litros de agua que tiramos porque dejamos el grifo abierto para lavarnos los dientes, no cerramos el grifo mientras nos enjabonamos en la ducha, para lavar las patatas mientras las pelamos… No hay que hacer grandes piruetas para ahorrar agua, simplemente no hay que desperdiciarla», se queja Lorenzo.
Todas estas medidas requieren un esfuerzo, no todo es un camino de rosas. Lorenzo reconoce que lo que más le ha costado es ducharse en tres minutos. «Disfrutaba mucho de 10 minutos bajo el agua caliente por la mañana, y ahora he sustituido ese placer por la sensación del trabajo bien hecho, del reto cumplido», nos cuenta.
Con estas prácticas diarias, este joven que reconoce ser un aficionado al activismo social, se ha dado cuenta de que ahorrar agua es más fácil de lo que pensaba: «simplemente con ser disciplinado en mi aseo personal, tanto en el ahorro como en la recogida de aguas grises, he ganado más de 120 litros al día de agua que ahora no consumo. No entiendo porqué no se nos educa en el ahorro en lugar del derroche, es tan simple si se pone un mínimo de interés».