El nombre no resulta ser lo más afortunado para esta magnífica película. El baño o El baño público suena raro. En España lo tradujeron como La ducha y tampoco le dieron al clavo. Pero el nombre es lo de menos si se trata, como en este caso, de una cinta de colección. No te la puedes perder.
¿Alguna vez has visitado un «café de chinos»? No importa si fuiste la semana pasada, hace un año, o si tu abuelo lo frecuentaba hace 40 años. Si algo los caracteriza es la permanencia de algunas constantes: el café con leche, el pan dulce de inconfundible sabor y los económicos desayunos tradicionales de bistec asado con papas fritas. Si has visto uno, casi puedes decir que los has visto todos. Muestran algunas variantes, por supuesto, pero son parecidos en su mayoría. Mesas iguales, la barra, las charolas, largas cucharas para el café, algún cuadro con dragones y personajes en ropa de la China tradicional.
Bueno, pues en la película El baño tenemos una probada de esa misma China, en Pekín específicamente. La historia se sitúa en un baño tradicional de los barrios populares, algo parecido a los baños de vapor que todavía existen en México. Ahí se retrata la vida cotidiana de clientes y encargados, entretejiéndose la crónica de las pequeñas y nimias historias de cada uno. Básicamente los ancianos son la concurrencia diaria a esa especie de paraíso en donde se hacen amistades, se platica, se bebe té; pasando los mejores y más tranquilos días de quien ya está en retiro o jubilado.
Desde luego que no es una película de viejos, aunque ellos, representando la tradición, ocupan un lugar importante. El personaje más entrañable es Er Ming, un joven con retraso mental, hijo del propietario del baño. Er Ming no es un minusválido ni un disminuido: es un joven que tiene su espacio y se desenvuelve bien en él, quizá una de las ventajas del tiempo que corre con menos prisa.
A pesar -o más bien gracias a su retraso- Er Ming permanece en el mundo con una visión más abierta y desprejuiciada. Para él la vida es simple y disfrutable entre pláticas, torneos de grillos -que varios de los clientes crían y entrenan como al más prometedor boxeador-, así como cantantes aficionados que aprovechan el eco de un acogedor lugar cerrado y con excelente resonancia.
La película no pretende ser educativa ni nada por el estilo, pero algo se aprende. Una lección que no viene mal para ningún pueblo, y menos en estos tiempos de cambio: el mundo no se inventa a partir de hoy, como tampoco termina con lo que estaba vigente hasta ayer. El presente y el futuro lo decidimos cada día entre todos y se explica en función del pasado común. También se aprende que la solidaridad, el humor, los afectos, el compartir y otras cosas que solemos hacer y sentir las personas, no pueden ni deben pasar de moda.
Tradición no siempre significa obsolescencia, caducidad o decrepitud; así como modernidad tampoco significa en todos los casos mejoría. Con los personajes de este filme te garantizamos varias sonrisas y más de una carcajada. Si te descuidas, también se te hará uno que otro nudo en la garganta. Esa es una buena combinación para cualquier historia, así como es la vida. Si hubiera que describirla en pocas palabras, lo justo sería decir: es divertida, amena y recordable por mucho tiempo.
El baño es una producción China y como muchas de las películas del continente asiático, trata de la lucha entre la tradición y la modernidad. Es difícil saber cómo nos ven los chinos a los mexicanos a través de nuestras películas; pero con bastante seguridad perciben cuáles son nuestras preocupaciones, inquietudes, deseos y problemas. Para China y su incorporación al mundo moderno, una constante es la búsqueda de equilibrios entre lo viejo y lo nuevo. Lo que debe cambiar y lo que puede permanecer igual.
Ya lo dijimos al principio, pero vale la pensa insistir: ¡No te la puedes perder!
Ahora mismo está en renta en casi cualquier club de video y tiene clasificación «A». Está en chino y, por lo tanto, también está en chino entenderle. Así que no queda más remedio que verla con subtítulos; pero si tu velocidad de lectura no te permite entenderlos, si la ves en video tienes la ventaja de que nadie estará callando a nadie cuando