La celulitis no es más que una inflamación de los tejidos que interconectan las células, acompañado de una acumulación de adipocitos o células grasas. Sin capacidad para conectarse entre ellas, la circulación de la linfa y de la sangre entre las células se ralentiza, empeorando el problema y dando a la piel el temido aspecto de «piel de naranja«.
Por eso, tradicionalmente, los remedios para prevenir la aparición de la celulitis incluyen el abandono de hábitos nocivos para la circulación, como el tabaco, el café o el sedentarismo. La buena noticia es que también funciona a la inversa: todo aquello que nos permita fluidificar y mejorar nuestra circulación, resultará beneficioso para reducir la celulitis.
En ese sentido, nada mejor que cambiar nuestra antigua bañera por una tonificante columna de ducha, si es de hidromasaje, mucho mejor. La ducha a presión, aplicada convenientemente en las zonas cervical, lateral y lumbar, toca todos los puntos «conflictivos», ayudándonos a mejorar nuestro tono muscular y a activar la circulación sanguínea.
Acabar la ducha con agua fría -aguantando al menos 30 segundos en la zona para permitir que se active la circulación periférica- y aplicar el gel con una esponja que exfolie y al mismo tiempo estimule la circulación, son buenos hábitos que pueden contrarrestar el efecto de los malos. ¿Columna de ducha? ¡Sí, gracias!