Los caballos marinos son una criatura bastante recurrente en las leyendas de diversos pueblos. El más antiguo y conocido es el hipocampo, criatura procedente de la mitología griega, que habita en el fondo de los mares. El hipocampo tiene la cabeza, el torso y las patas delanteras de un caballo, y el resto es como un caballito de mar. Es na criatura benévola que se dedica a rescatar a las víctimas de naufragios que caen al mar, evitando que se ahoguen. Sirenas y tritones los utilizan como montura para sus desplazamientos marinos.
El caballo marino chilote también sirve como montura, pero en esta ocasión para los brujos de Chiloé, un archipiélago al sur de Chile. Los brujos deben acudir cada noche al Caleuche, un barco fantasma, y para ello se acercan al mar y llaman con un silbido especial a su caballo marino. Cada brujo tiene uno, que es capturado y marcado para estar a su servicio durante sus 4 años de vida.
Menos pacífico es el kelpie, una criatura que habita en los lagos y mares escoceses y que suele adoptar la forma de un caballo negro o blanco. Su función es atraer a los viajeros hacia la parte más profunda del lago y ahogarles. Se dice que también puede adoptar la forma de una mujer envuelta en ropajes mojados.