Seguridad para ellos, tranquilidad para mí
Si hay algo que me desespera de las personas mayores es su tozudez, esa manía de no reconocer la pérdida de facultades y lo que les cuesta pedir ayuda cuando empiezan a necesitarla. Mis padres son así. Yo les entiendo, debe ser muy duro perder tu independencia, pero es preocupante para sus hijos ver cómo cada vez son más torpes. Mi marido y yo llevamos un par de años insistiéndoles para que se vengan a casa; ¡tenemos espacio suficiente y estaríamos encantados! Pero entre los dos hacen frente común y se niegan a «molestar».
A mí me daba pánico que alguno de ellos resbalara un día en esa peligrosa bañera (¡casi tenían que saltar para poder entrar en ella!), y entonces mi marido encontró la solución en internet. Les propusimos cambiar su antigua bañera por un moderno y accesible plato de ducha, y accedieron. En 24 horas desmontaron la bañera -que luego se llevaron a un punto limpio-, acondicionaron la fontanería de bañera a ducha e instalaron un plato de ducha antideslizante. También colocaron asideros para apoyarse, y hasta un asiento para la ducha. ¡Ha quedado tan bien y fue todo tan rápido y limpio, que estamos pensando en hacer lo mismo en nuestro baño!