¿Qué tendrá el medio acuático, que beneficia a todos? Quizá sea porque las primeras formas de vida se desarrollaron en el agua, pero el hecho es que las terapias con agua de por medio resultan el doble de efectivas.
La natación pediátrica incluye ejercicios para bebés de menos de un año, que, más allá de despertar el gusto por el baño, favorecen y completan el desarrollo de sus habilidades corporales, complementando a la estimulación «en tierra firme». Los ejercicios, siempre en compañía de los padres, incluyen técnicas de flotación y el aprendizaje del control de las apneas (aguantar la respiración bajo el agua) de una forma lúdica y perfectamente natural. Así los bebés aprenden sin apenas darse cuenta.
Sus beneficios son muchos: favorecen el vínculo afectivo entre los padres y el bebé, aumentan las capacidades psicomotrices del bebé, le enseñan autonomía e independencia, cumplen una función de seguridad al enseñarles a manejarse en el medio acuático y además aumentan sus capacidades cognitivas y sensoriales al facilitarles el acceso a un medio que no es el habitual. ¡Al agua, patos!