Siempre hablamos de lo beneficiosa que es el agua y el medio acuático en general para la salud; no sólo en forma de una tonificante ducha, sino mediante la práctica de los llamados deportes acuáticos.

Uno de los más desconocidos y, digámoslo, arriesgados, es la apnea. Consiste en batir récords de tiempo sin respirar debajo del agua. Eso mismo a lo que todos hemos jugado de niños en la piscina municipal, tiene la categoría de deporte, e incluso se compite. Precisamente en 2009 el récord mundial ha sido batido por el neozelandés William Trubridge, de 28 años, que ha permanecido la friolera de 3 minutos y 30 segundos aguantando la respiración a 88 metros de profundidad.

La marca fue batida el paso abril en el Vertical Blue 2009, una competición en la que días antes el apneísta había sufrido el llamado «black out», un desmayo durante la ascensión a la superficie que le valió en ese momento una descalificación. Los apneístas de esta peligrosa modalidad no utilizan lastre ni aletas para bajar, y sólo cuentan con sus brazos y piernas para ascender a la superficie del agua. Eso es ponerse al límite y lo demás, tonterías…