Después de un largo invierno enfundadas en medias y pantalones, tus piernas aparecen sin tono muscular, blancas y blanduchas. No necesitas desplazarte hasta un spa para darte un baño terapéutico. En tu propia ducha puedes realizar una terapia circulatoria casera para poner tus piernas en forma para el verano.
Para activar la circulación, nada mejor que las duchas de contraste, el truco de nuestras abuelas: agua muy caliente y agua muy fría, aplicadas alternativamente. Comienza con el agua caliente, aplicándola con mucha presión desde los tobillos y ascendiendo hacia el muslo. Repite con agua muy fría, intentando aguantar lo más posible bajo el chorro helado.
Puedes ayudar a estimular la circulación sanguínea masajeándote las piernas al mismo tiempo con un guante de crin. De paso eliminarás células muertas; y si terminas aplicando un exfoliante tras la ducha, tus piernas quedarán frescas, suaves y luminosas. A por la minifalda, ¿quién dijo miedo?