Uno supone que en un negocio basado en la ducha, las empresas deberían jugar limpio. Eso sería lo deseable, y así ha sido hasta ahora. La aparición en escena de Duchamanía -con su copia literal de nuestra página web- ha dejado bien claro que en el mundo de los negocios siempre tiene que haber quien ejerza sin escrúpulos la competencia desleal.
Cambiar bañeras por platos de ducha es un oficio que requiere afán de perfeccionismo, gusto por las cosas bien hechas y mucha profesionalidad. Al final, siempre están las personas. Nuestros clientes: gente que necesita un plato de ducha, en muchos casos, por cuestiones de movilidad reducida, por pérdida de agilidad debido a la edad, por una lesión puntual o permanente…
Por supuesto, esto no deja de ser un negocio. Para SecuriBath, la excelencia en el trabajo tiene mucho que ver con ofrecer un producto de la mejor calidad posible, y esto se extiende a todo lo que hacemos, como nuestra página web. En ella, nuestros clientes y no clientes pueden encontrar información exhaustiva sobre nuestros productos y también sobre el mundo de la ducha y el baño. Es el fruto del trabajo de muchas personas durante mucho tiempo.
Competencia desleal (Duchamanía, a partir de ahora) es recoger los frutos del trabajo de otros y aprovecharlos para hacer crecer su empresa no por méritos propios y trabajo bien hecho, sino por estar a la cola de SecuriBath. Seríamos unos ilusos si pretendiéramos no tener competencia en un mercado de libre competencia: el consumidor tiene derecho a poder elegir. Pero sin trampas, señores.
Que cada uno juzgue por sí mismo. Nosotros seguiremos en nuestra línea, a pesar de las copias y los intentos de soborno a empleados.