Como todos los años, mis hermanos y yo estábamos pensando qué regalarle a mi padre. Desde que se quedó solo en casa, se ha vuelto muy orgulloso: no deja que le ayudemos en nada, pese a que cada vez se le ve menos ágil al hombre. Este año, hemos encontrado el regalo perfecto para él. ¡Vamos a pedir a los Reyes Magos una ducha nueva!
Lo tenemos todo pensado. Hemos llamado a SecuriBath, que te cambia la bañera por una ducha en el mismo día y sin liar obras. Mi padre ni se va a dar cuenta. Vamos a llevárnoslo de «comida navideña» con la familia, le dejamos las llaves a los técnicos de SecuriBath -no se las dejaría a cualquiera, pero tenemos varios conocidos que han cambiado la ducha con ellos y son de absoluta confianza, ¡hasta trabajan con El Corte Inglés!-, y cuando volvamos sobre las 8 de la tarde, mi padre ya se va a encontrar su plato de ducha nuevo, antideslizante y a ras de suelo, para que no tengamos miedo a que se resbale.
Además, entre todos ha sido menos de lo que esperábamos, y que mi padre pueda seguir duchándose sin ayuda de nadie no tiene precio.