Llega la primavera y con ella el cambio de armario. Es una realidad como un piano, abrir un cajón y verlo lleno de colores vivos, versus el invierno con sus pardos, mates y negros, da alegría. Hasta aquí, todos de acuerdo. Luego hay muchas teorías al respecto de los colores, entre ellas, la famosa cromoterapia. Es una técnica más que se puede utilizar para decorar la casa, como el Feng-sui. Dejamos al criterio de los lectores, decidir si quieren aplicar o no estas técnicas y si las consideran útiles o un infructuosas.

La cromoterapia es una creencia que se conoce desde la Antigüedad, apuesta por emplear la gama cromática como elemento curativo, estimulante o antidepresivo.

En la terapia de los colores cada color corresponde a una función, por tanto, puede armonizar por sí solo, pero es una herramienta muy poderosa. El hogar de cada persona responde a unas necesidades específicas, no es igual pintar una habitación cuando lo que se quiere es relajarse o cuando lo que se pretende es activarse. Cada color aporta un significado a la persona que lo está percibiendo y una emoción, positiva o adversa dependiendo del caso.

A continuación, les indicamos las propiedades de los colores según la cromoterapia. Consideramos que un color rojo, para activarnos por las mañanas o uno verde, para tranquilizarnos por las noches, es una combinación óptima para el cuarto de baño.

Rojo: estimula la circulación de la sangre. Estimula también el espíritu.

Naranja: combate la fatiga. Mejora el nivel de optimismo.

Amarillo: es un color energético que mejora el tono muscular y la mente.

Verde: es un color tranquilizante, sedante, ideal para los problemas de insomnio y los nervios.

Azul: es un color refrescante, con propiedades antisépticas. Proporciona paz y tranquilidad.

Violeta: se utiliza para combatir estados de angustia o miedo.

Púrpura: tiene propiedades hipnóticas.

Magenta: aumenta la tensión arterial y combate los estados de tristeza.