La ducha fría está asociada a determinados momentos, normalmente asociados al exceso de euforia. Pero además de “calmar los ánimos” la ducha fría tiene muchas ventajas, además de las conocidas como ser buena para la circulación, ya que las venas se contraen, se reactiva la circulación de la sangre, la piel se tersa, llevando sangre y oxígeno a cada poro. Además, revitaliza nuestros músculos y mente, estimulando la generación de glóbulos blancos que se encargan de protegernos frente a enfermedades.
La ducha de agua fría adicionalmente nos pone “más guapos” previene la calvicie, estimulando el cuero cabelludo, ayuda a reducir la celulitis, y activa nuestro metabolismo, lo que nos hace quemar calorías con más facilidad.
También ayuda a combatir la depresión, según un estudio publicado, ya que puede activar el locus ceruleus, zona del cerebro que es la principal suministradora de noradrenalina, sustancia que puede ayudar a aliviar la depresión.