Estamos tan acostumbrados a usar los productos químicos, los tenemos tan integrados en nuestra rutina que jamás nos paramos a pensar en qué se hacía antes cuando muchas veces tenemos a mano remedios y opciones más naturales. Desde simples medidas como poner una cebolla abierta en la mesilla de noche si queremos evitar la tos nocturna o reforzar nuestra salud de cara al invierno a través de una alimentación equilibrada, evitando así tomar más medicinas y más químicos.
Si nos ponemos a pensar, después de la alimentación y medicina, ¿dónde usamos muchos productos químicos? Si, en la limpieza. De nuevo, parece que son la única y mejor opción, pero ¿por qué no utilizar productos naturales? Es una manera de evitar el exceso de exposición y prevenir posibles alergia o inhalaciones.
Para la limpieza «natural» hay tres elementos clave, e bicarbonato, limón y vinagre. Se puede utilizar de varias maneras, el bicarbonato con vinagre mezclado con agua es perfecto para desatascar tuberías, el resto de las superficies, se puede utilizar como una limpieza clásica, una bayeta humedecida, un cepillo de dientes (para esas esquinas de baño de difícil acceso) o un estropajo para la suciedad más difícil de quitar.