La tarima flotante es el suelo ideal para reformas por su facilidad de instalación sobre pavimentos antiguos, siempre que estén bien nivelados. Se instala sobre una capa base de nivelación y aislante. Al colocarse las lamas completamente fijas entre sí, es como si fueran una sola pieza, hay que dejar una holgura perimetral para permitir las dilataciones y contracciones que sufrirá por los cambios de temperatura y humedad. Vamos a ver todos los pasos para una correcta instalación:
Preparación
La tarima mejor que esté 48 horas antes en el lugar de la instalación, para que se aclimate a la estancia. Los desniveles del suelo, no deben ser mayores de 3 mm en 1 m, y si existieran han de igualarse previamente con pasta niveladora
Capa base
Esta capa aislante se desenrolla en la dirección longitudinal de la tarima y se recorta del tamaño de la estancia, solapándola y sellándola con cinta adhesiva
Primera hilada
Lo primero es cortar longitudinalmente todas las tablas de la primera hilera para quitar el encaje macho y que de esta forma las cuñas puedan apoyar bien entre la pared y la propia la tabla. Siempre iniciar la instalación desde una esquina de la habitación y a partir de ahí toda la hilera.
Juntas de dilatación
Para que el pavimento se dilate y contraiga libremente es imprescindible dejar una junta de dilatación de al menos 10 mm respecto a todas las paredes, pilares, umbrales de las puertas, etc. Para esto se usan las cuñas distanciadoras, fijando todas las distancias hacia las paredes entre 10 y 15 mm, pudiendo compensar así también las paredes irregulares.
Recorte del largo
Se marca el largo del último tablón de la primera hilera colocándolo del revés en su posición. Hay que tener en cuenta la holgura de dilatación. Se recorta el tablón con una sierra y utilizamos el sobrante del mismo (con un mínimo de 50 cm de longitud) para el comienzo de la hilera siguiente sin que coincidan las juntas
Instalación
El tablón encaja lateralmente en la hilera anterior. Para ello se introduce el lateral de la tabla en la ranura de la hilera anterior con un ángulo de unos 25º para encajar el sistema clic (el más habitual en tarimas laminadas). En la testa (lado mejor del tablón) suele ir con sistema machihembrado, por lo que una vez encajado el click del lateral, se baja el tablón y se golpea hasta que encaje la testa. Con este sistema conviene encolar la testa para que no se abra.
Última hilera
Se coloca la última hilera de tablones sobre la penúltima, y con la ayuda de un trozo sobrante y un lápiz se traslada la forma de la pared a dichos tablones. Hay que recordar y tener en cuenta la junta de dilatación respecto a la pared, es decir, se debe recortar 1 cm de más la última hilera de tablones.
Cepillado de puertas
Al colocar la tarima sobre el pavimento existente, estamos subiendo el nivel de nuestro suelo. Hay que desmontar las hojas de puertas y cepillarlas haciendo un rebaje a las mismas para que no rocen en la nueva tarima. Igualmente haremos con los cercos de las puertas.
Rodapiés
Los rodapiés deben ser de al menos 15 mm de grueso para tapar la holgura de dilatación. Es conveniente presionar fuertemente el rodapié hacia abajo para minimizar la junta entre él y la tarima. Para ello puede ayudarse de un trozo de tabla para ir pisándolo a la vez que se clava.
Con todo este resumen vemos que instalar una tarima laminada no es muy complicado, pero si desea contratar un profesional, en SecuriBath estaremos encantados de suministrar e instalar su nueva tarima laminada.