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El ser humano según su condición física, sexo, edad, estilo de vida y clima en que vive, tiene en promedio un 65% de agua en su cuerpo. Y en el caso específico de la piel, esta ocupa dos tercios de ella. Así regula la temperatura corporal y actúa como medio de transporte de los nutrientes y desechos. Pos tanto es de vital importancia mantener la piel hidratada, porque cuando falta agua en su capa superficial desaparece la humedad y los lípidos que la conforman. A partir de ese momento, la piel se debilita y la deshidratación aumenta, quedando la epidermis expuesta a las agresiones externas. Entonces la piel se siente tirante e irritada.
Como erróneamente las personas asocian la deshidratación sólo con el sol y el verano, tienden a descuidarla durante las estaciones frías. Por esto es recomendado en invierno usar cremas que no sólo ayuden a hidratar, sino que también a humectar, proteger y nutrir. En la nueva formulación de productos la química cosmética ha desarrollado hidratantes que reconstituyen la capa superficial de la piel, actuando desde dentro hacia fuera. Estas originales mezclas contienen oligoelementos y sales minerales, además de coenzimas que se infiltran en la epidermis con excelentes resultados.