Hoy en día, facilitar la vida a las personas con discapacidad es algo prioritario: todo el mundo habla de eliminar las barreras arquitectónicas de acceso a los edificios, en las vías públicas, etc. Pero muchas veces nos olvidamos del lugar más importante: nuestra propia casa.
Si en casa tenemos personas con cierto grado de discapacidad –ya sean discapacitados físicos, personas con enfermedades degenerativas, tercera edad o simplemente personas que ven reducida su movilidad por diversas circunstancias-, facilitarles el acceso al cuarto de baño es vital para su autonomía y calidad de vida.
Un cuarto de baño adaptado no debe tener necesariamente ese deprimente aspecto “hospitalario”. En ocasiones, basta con cambiar la bañera por un plato de ducha a ras del suelo y antideslizante. Ahora ya es posible hacerlo en un solo día y sin obras molestas, eligiendo entre numerosos diseños actuales de cerámica, platos de ducha y accesorios.
Después, basta con instalar accesorios de apoyo como asideros estratégicamente colocados, mamparas preparadas para el acceso de una silla de ruedas o asientos abatibles dentro de la ducha.
Adecuando el cuarto de baño no sólo se está mejorando la vida de las personas con movilidad reducida, sino que toda la familia puede beneficiarse de una distribución más práctica y de mayor espacio disponible en el baño.