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Seguro que con el comienzo del año, te has hecho una lista -aunque sea mental- de «buenos propósitos». Aquí te presentamos uno muy sencillo de cumplir y cuyos resultados te sorprenderán: cantar bajo la ducha.

Obviamente, para poder cantar bajo la ducha hay que tener una ducha. Así que si aún conservas esa antigüedad llamada «bañera», deshazte de ella. Cambia tu bañera por un plato de ducha antideslizante, y convierte tus mañanas en una gala de O.T.

Para los incrédulos, aquí van sólo algunos beneficios de la ducha mañanera: activa la circulación periférica, estimulando al cuerpo para comenzar la actividad diaria; tonifica la musculatura, anquilosada tras toda una noche de inactividad en posición sedente; favorece la elasticidad de la piel, hidratándola y también por su efecto circulatorio; despeja el sistema nervioso, aportando mayor claridad mental. Y, además, cantar (bien o mal) favorece la producción de endorfinas, responsables del buen humor y la sensacion de bienestar. Así que ya sabes, para sentirte bien, ¡una ducha al día!