Uno de los efectos de la globalización es el contraste y en muchos casos, “choque” de culturas. Lo que antes contaban los viajeros de sus travesías, narraciones que dibujaban estupor en la cara de los oyentes o lectores, es hoy parte de nuestro menú diario. Por mucho que tratemos de ser seres tolerantes, de asumir que las costumbres son distintas, no dejan de sorprendernos cuando somos testigos de ellas.
El mundo de la cocina está muy avanzado al respecto, casi todo el mundo disfruta de las delicias culinarias de otros países como un pequeño ejercicio de “excentricidad”. Cariño: “¿vamos a cenar al Tailandés ese tan rico?”. Con otras costumbres de uso diario no ocurre lo mismo, y en algunos casos la discordancia es tan grande que provoca incomprensión.
Esta es una de las señales que habían puesto en un establecimiento en Japón. Algunas de las posturas nos resultan extrañas y hacen cuestionarse quien optará por utilizaras. Otra de las imágenes directamente provocan una carcajada (¿quién va con una caña de pescar al baño?)
Para eso el refranero público, que es de lo más sabio, ya nos aconseja: “Allá donde fueres, haz lo que vieres”